La irritabilidad fue una de las características estudiadas por Luigi Galvani, a fines del siglo XVII. Por medio de una serie de experiencias, pudo observar que, cuando se tocaban con la punta de
un bisturí los nervios de una pata de rana, ocurrían sacudidas en los músculos. También advirtió que si la pata recibía simultáneamente la chispa de un generador eléctrico, el animal
seguía sacudiéndose, por lo que concluyó que existe un fluido en el aire que, ante determinados estímulos, circula por el animal, y pasa del nervio al músculo provocando su contracción. Sus
experimentos fueron el puntapié inicial para el estudio de la irritabilidad en los animales.