En la actualidad, luego del aporte de numerosos científicos, sabemos que las especies no son inmutables, que sus características pueden variar y adaptarse a las condiciones cambiantes del ambiente. Para reconocer este hecho, primero tenemos que poder definir qué es exactamente una especie, y, luego, aprender los mecanismos que la llevan a cambiar y, en ocasiones, a transformarse en una especie nueva.